El organismo no modificó su proyección de crecimiento de la Argentina, que sigue en 4% para 2022. De todas formas, manifestó su “preocupación” por la situación económica actual y mencionó que los precios están “desanclados”

Mariano Boettner

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Mariano Boettner

26 de Julio de 2022

El FMI mantuvo estable su proyección de crecimiento de la economía argentina en torno a 4% para este año, según publicó el organismo este martes en su informe global actualizado. El Fondo Monetario podría recalcular la estimación de inflación de 2022, que hasta el documento de la primera revisión trimestral del acuerdo firmado en marzo, preveía un 62% para este año. En ese sentido, manifestó su preocupación por la aceleración inflacionaria de los últimos meses y dijo que los precios están “desanclados”.

En su informe de abril pasado, el FMI había establecido en 4% su estimación de expansión de la economía argentina para 2022. En ese momento implicó una mejora de 1 punto porcentual respecto a enero y de 1,5 puntos en comparación con octubre, aún cuando el Gobierno argentino no contaba con un acuerdo cerrado con el organismo.

En la revisión de junio sobre el programa firmado en marzo, el FMI advirtió sobre posibles impactos en la actividad económica argentina. “Desde la aprobación del acuerdo, los riesgos globales se han intensificado no solo por la guerra en Ucrania, sino también por el resurgimiento de la pandemia, un rápido endurecimiento de las condiciones financieras externas y una desaceleración en las principales economías emergentes”, mencionó en su momento el FMI.

“Mientras tanto, los riesgos de implementación de políticas siguen siendo agudos en el contexto de un entorno económico, social y político muy complejo y de presiones salariales y de gasto constantes. La alta inflación, si no se aborda, podría alimentar aún más el descontento social y debilitar el apoyo político al programa. Estos riesgos no pueden mitigarse por completo mediante el diseño de programas y la planificación de contingencias”, continuó.

En una conferencia de prensa del economista jefe del FMI Pierre-Olivier Gourinchas, consultado por la Argentina, mencionó que “la situación en Argentina es bastante preocupante. El tema más importante en Argentina, en este momento, es la inflación desanclada. Creo que la cifra está por encima del 60% y las expectativas pueden seguir aumentando en lo que resta del año”, mencionó.

La primera prioridad debe ser devolver la inflación a un entorno más estable, y la cuestión que se está debatiendo ahora es si la actual combinación de políticas es suficiente”, dijo.

El Fondo Monetario Internacional advirtió que la economía global afronta serias amenazas por la aceleración de la inflación, la desaceleración de la actividad y el impacto que pueda adicional que pueda tener, en los sucesivo, la reconfiguración del mercado energético mundial por la guerra en Ucrania.

El organismo consideró que la economía global crecería este año un 3,2% en promedio, lo que indica un recálculo a la baja en comparación con el informe mundial de perspectivas (WEO) de abril pasado, en que estimaba una mejora de 3,6 por ciento. Además, bajó un poco más la vara para el año próximo: pasó de esperar un avance del PBI global de 3,6% y ahora aguarda un 2,9 por ciento.

“El pronóstico de referencia es que el crecimiento se desacelere del 6,1% el año pasado al 3,2% en 2022, 0,4 puntos porcentuales menos que en el informe Perspectivas de la economía mundial de abril de 2022. El menor crecimiento a principios de este año, la reducción del poder adquisitivo de los hogares y una política monetaria más estricta impulsaron una revisión a la baja de 1,4 puntos porcentuales en Estados Unidos”, explicó el FMI en su informe, dado a conocer este martes por la mañana.

El organismo consideró que la economía global crecería este año un 3,2% en promedio, lo que indica un recálculo a la baja en comparación con el informe mundial de perspectivas (WEO) de abril pasado

El impacto principal de la desaceleración, según el organismo, se registrará en las economías avanzadas. El recálculo que hicieron los técnicos del FMI fue de una mejora anual en 2022 de 3,3% -tal lo que esperaba en abril- hasta 2,5 por ciento. Estados Unidos, como se dijo, se lleva la peor parte en esa reconsideración de expectativas (-1,4 puntos porcentuales), seguido por Alemania (-0,9 puntos), España (-0,8 puntos), Italia (-0,7) o Francia (-0,6).

El FMI recalculó hacia la baja su perspectiva de crecimiento global. REUTERS/Yuri Gripas/File PhotoEl FMI recalculó hacia la baja su perspectiva de crecimiento global. REUTERS/Yuri Gripas/File Photo

Las economías emergentes, en ese sentido, la sacarían un poco más barata. En lugar de 3,8% como se pronosticaba, crecerían 3,6% a lo largo de 2022. Algunas, incluso, tienen perspectivas más favorables que hace tres meses, entre ellas, las de Brasil y México, que avanzarían respectivamente 1,7% y 2,4%, es decir un recálculo hacia arriba de 0,9 y 0,4 puntos porcentuales.

“En China, los nuevos confinamientos y la profundización de la crisis inmobiliaria han hecho que el crecimiento se revise a la baja en 1,1 puntos porcentuales, con importantes efectos de contagio a nivel mundial. Y en Europa, las rebajas significativas reflejan los efectos secundarios de la guerra en Ucrania y una política monetaria más estricta”, mencionó el FMI.

Estados Unidos se lleva la peor parte en esa reconsideración de expectativas (-1,4 puntos porcentuales), seguido por Alemania (-0,9 puntos), España (-0,8 puntos), Italia (-0,7) o Francia (-0,6)

Causas de la alerta global del Fondo

“La inflación mundial se ha revisado al alza debido a los precios de los alimentos y la energía, así como a los persistentes desequilibrios entre la oferta y la demanda, y se prevé que alcance el 6,6% en las economías avanzadas y el 9,5% en las economías de mercados emergentes y en desarrollo este año: revisiones al alza de 0,9 y 0,8 punto porcentual, respectivamente. En 2023, se espera que la política monetaria desinflacionaria haga efecto, con un crecimiento de la producción mundial de solo un 2,9 por ciento”, afirmó el WEO publicado este martes.

En ese sentido, el organismo planteó luces de alerta en el tablero, entre ellas, la guerra en Ucrania. “Los riesgos para las perspectivas se inclinan abrumadoramente a la baja. La guerra en Ucrania podría llevar a una interrupción repentina de las importaciones europeas de gas desde Rusia; la inflación podría ser más difícil de reducir de lo previsto, ya sea si los mercados laborales son más estrictos de lo esperado o si las expectativas de inflación se desanclan”, advirtió el Fondo.

Por otra parte, también listó entre los riesgos “unas condiciones financieras mundiales más estrictas” que, si sucedieran, “podrían generar sobreendeudamiento en las economías de mercados emergentes y en desarrollo”. Tampoco dejó afuera del análisis “nuevos brotes y bloqueos de Covid-19, así como una mayor escalada de la crisis del sector inmobiliario, podrían frenar aún más el crecimiento chino; y la fragmentación geopolítica podría obstaculizar el comercio y la cooperación mundiales”, continuó.

En ese sentido, resumió que “un escenario alternativo plausible en el que los riesgos se materialicen, la inflación aumente aún más y el crecimiento mundial disminuya a alrededor del 2,6% y el 2,0% en 2022 y 2023, respectivamente, ubicaría el crecimiento en el 10% inferior de los resultados desde 1970″, alertó el organismo que dirige Kristalina Georgieva.

Algunas economías tienen perspectivas más favorables que hace tres meses, como Brasil y México, que avanzarían respectivamente 1,7% y 2,4%, es decir un recálculo hacia arriba de 0,9 y 0,4 puntos porcentuales

“Dado que el aumento de los precios continúa reduciendo los niveles de vida en todo el mundo, controlar la inflación debería ser la primera prioridad para los responsables de la formulación de políticas. Una política monetaria más estricta inevitablemente tendrá costos económicos reales, pero la demora solo los exacerbará”, requirió el FMI.

“El apoyo fiscal específico puede ayudar a amortiguar el impacto en los más vulnerables, pero con los presupuestos gubernamentales estirados por la pandemia y la necesidad de una postura de política macroeconómica general desinflacionaria, dichas políticas deberán compensarse con impuestos más altos o un gasto público más bajo. Las condiciones monetarias más estrictas también afectarán la estabilidad financiera, lo que requerirá un uso juicioso de las herramientas macroprudenciales y hará que las reformas a los marcos de resolución de la deuda sean aún más necesarias”, continuó.

Por último, aseguró que “las políticas para abordar impactos específicos en los precios de la energía y los alimentos deben centrarse en los más afectados sin distorsionar los precios. Y a medida que continúa la pandemia, las tasas de vacunación deben aumentar para protegerse contra futuras variantes. Finalmente, mitigar el cambio climático continúa requiriendo una acción multilateral urgente para limitar las emisiones y aumentar las inversiones para acelerar la transición verde”.